viernes, 30 de diciembre de 2011

Bienvenido González al Conurbano Bonaerense, artista exclusivo del Laboratorio de Herbert

Existen diferencias, entre el "no haberse muerto" y el "estar vivo". Si Luca no se murió, Luca vive en continuado, no se entiende muy bien que ha pasado, nos han colocado un cadáver falso, vamos a la morgue y no reconocemos su cuerpo, nos resistimos a la muerte, a esa muerte, y probablemente prefiramos que se muera otro, Herbert no se murió, que se muera González. Si Elvis está vivo, Elvis vive, pudo haber muerto, pero ahora vive, lo han visto en tal lugar, se aparece en la carretera de Memphis haciendo dedo, vive en Villa Carlos Paz, surge el rumor subterráneo, su presencia es fantasmagórica. Por otra parte, en esos encuentros imaginarios, los vivos y los que no están muertos toman rumbos separados, beben en distintos bares, suben a distintos yates, quizá ni siquiera suban a un yate, quizá simplemente estén ahí a la vista, mojándose los pies en la orilla. En eso anda Herbert, debatiéndose entre estar vivo y no morirse, por eso he decidido visitarlo.
Los saluda atentamente, excepcionalmente, amorosamente.
González, que acaba de ver Mistery Train y se la recomienda a Arthur.

lunes, 26 de diciembre de 2011

2x1

Un happy hour de suicidios, hasta las 2 de la mañana, la parca nos recibirá en su cantina, inyecciones letales, altisimos precipicios, trenes imaginarios creados por algún Demonio de Maxwell, ansioliticos de los más diversos colores, cicuta servida en chupitos, confortables sillas eléctricas, más que sillas, sillones empresariales eléctricos, con música lounge y tragos tropicales, arakiris, si, usted está leyendo la carta de la forma adecuada, no dice daikiri, dice arakiri, sogas, sogas para saltar y contar como un niño, sogas capaces de amarrar barcos al muelle, en la televisión Alfonsina en repetición, entrando una y otra vez al mar, dubitativa, al principio mojando los pies con timidez y luego sí, con la determinación necesaria. En esta particular cantina la figura del lavacopa ha sido sustituida por la del lavarifle. Los dardos son arrojados sobre la cabeza de algún suicida de los del palo de la lenta agonía. No cualquiera puede ingresar aquí, en la puerta un patovica será el encargado de expulsar a los optimistas, ni los del vaso medio vacío ni los del vaso medio lleno, solo los del vaso medio roto, y por ultimo un reloj detenido en el tiempo, que jamás pasará de la 1:58.

martes, 20 de diciembre de 2011

Salvate Herbert

Marty McFly nos ha puesto en la encrucijada, cómo cambiar el pasado sin viajar en el tiempo, cómo hacer que la foto deje de borrarse de una vez por todas.

lunes, 19 de diciembre de 2011

Sobre pésimos actores

Un brainstorming, una tormenta de ideas, o más bien una garúa finita, un rocío de esos que engripan y hacen que nuestras ideas salgan en forma de estornudo. Otras veces, lo climático y las ideas, toman caminos separados, tormentas eléctricas en el ambiente, pero un despejado clima cerebral, eso es lo que le agrada a Timmy, la tormenta y la idea por separado, mirar llover por la ventana. Probablemente lo que más deteste sean las tormentas eléctricas cerebrales, ahí lo que se le resfría es el alma, y los estornudos implotan dentro de su cuerpo, y los nudos en el estómago, bien atados, como esos nudos imposibles de las bolsas de pan a los que sólo se puede sortear, destrozando la bolsa, entonces la paciencia de solamente una persona podrá desatarlo, todo escrito en forma de un tráiler de una película que todavía no se ha filmado, por su parte Timmy sabe que es un pésimo actor, que solo puede actuar de Timmy, o de González, Timmy siempre hace de Timmy dice la crítica despiadada, y una voz, susurrando afirma, no siempre, a veces hace de González.

domingo, 27 de noviembre de 2011

Para ir en contra de: Los optimistas, los documentalistas y los deportistas extremos

Cuando lo peor avecina trae consigo el, y bueno, hay que remarla, sin embargo lo veo tan impreciso, tan lejano, lejos de la solidez de una canoa, del movimiento coordinado de los dos remos, del preciso lugar de destino.
Cuando lo peor avecina debería traer consigo un, y bueno, hay que flotarla, en el mar tempestuoso, con los tiburones jaguares merodeando. a veces nadando perrito y otras con un flotador color pastel, flota flota que le dicen, mientras los aviones sobrevuelan, sin ningún rescatista, con alguna consigna fachistoide anunciada en altoparlantes, y los tiburones se sacian, momentáneamente, con los recuerdos del hombre flotante, que pronto ni siquiera recordará por qué está ahí. Todo mientras viajo de espaldas en el tren, con la sensación de estar en una montaña rusa plana, sin impulso, pero con la capacidad de hacer vomitar más que cualquier otra.

sábado, 12 de noviembre de 2011

Timmy no es crítico, ni mucho menos, pero de vez en cuando...

Cuando a Timmy le leyeron ‘’Rita viaja al cosmos con Mariano’’ de Fabián Casas, instantáneamente recordó esos momentos en los que se suspende la justicia ordinaria, y el niño del opulento doble pilón de figuritas, que tiene el holograma del escudo de Nigeria repetido más de trescientas veces, debe rendirse ante la intransigencia del niño que apenas tiene para intercambiar la modesta cifra de doce figuritas entre las que se cuenta la última que le falta al niño opulento, al que le va a rechazar sistemáticamente todas las ofertas, dos por una, cinco por una, las que elijas, medio pilón, el pilón entero, los dos pilones, y el modesto niño alejándose, molesto por el olor a azufre que huele en el aire.
Ha sido una experiencia fantástica para Timmy, que gracias a ella, que desde que la ha conocido, ha recuperado la ansiedad, el anhelo, la convalecencia, del niño que escucha ese llamado a la aventura que es el rumor de la localización exacta de la figurita más difícil del mundo.

martes, 18 de octubre de 2011

Más mitología en el Roca

Timmy estaba sentado en un asiento cuadruple del tren, y es cierto que la pensaba, y es cierto que ocurrieron, llamémosle milagros, y es cierto, probablemente cierto, que los milagros hayan ocurrido de tanto pensarla, el caso del vendedor de revistas para colorear a Ben 10 que debió deshacerse de todas ellas tras notar que mientras daba su discurso y Timmy lo miraba, o ella lo miraba, ella que ocupaba la materia gris de Timmy, o acaso había coloreado la materia gris de Timmy también, tal como hizo con todas las revistas de Ben 10 que el vendedor incrédulo debió tirar, y así se sucedieron los milagros, sopas de letras y autodefinidos convertidos en poemas de Girondo, medias de tres pares por diez pesos que cobran vida como personajes de la Alicia de Svankmajer, para culminar con las Guías T transformadas en instructivos de cómo localizarla, con todos los colectivos que podrían arrimarlo, dejarlo, aunque sea a un par de cuadras de su alma.

viernes, 14 de octubre de 2011

El perfecto roedor de Herbert

Timmy inyecta roedores, compulsivamente, no solo dentro del laboratorio, sino también afuera, en las alcantarillas aledañas, se podría decir que es un tipo que le da (espesa droga, gelatinosa, dolorosa) a cualquier cosa que ande dando vueltas por ahí. Su objetivo es claro, encontrar la formula para que los roedores reaccionen a estimulos musicales y realicen acciones coordinadas tras la escucha, es a esto a lo que se refieren los libros de ciencia cuando se refieren al “el perfecto roedor de Herbert”, lo mejor que tiene hasta el momento es una lauchita, que ha reaccionado favorablemente a la droga y se asoma al sillón cada vez que Timmy hace sonar el disco de Neil Young con los equinos locos, y se encarga de pasar los canales de la televisión muteada al ritmo de lo que está sonando, da gusto ver a la lauchita dar saltitos, bailar Neil Young oscilando el movimiento de las patitas entre el Channel + y el Channel – cual niño nipón videojueguizado. De todas maneras Timmy no está ahora ni en el laboratorio, ni en la calle, está en la cocina, mirando fijamente a la esponja que está arriba del plato manchado con tuco, pero no es la esponja lo que mira Timmy, sino una diminuta burbuja que acaba de nacer sobre ella, y Timmy ve esa burbuja, que está ahí adherida al imantado bosque de la parte verde de la esponja, pero bien podría haber nacido en otra parte, del lado del arenoso desierto amarillo, y Timmy piensa en esa burbuja, y en otras, en las valientes que esforzadamente se zafan de la esponja y flotan indefinidamente por la cocina y morirán indefectiblemente en el techo, en una especie de suicidio humano invertido, de todas maneras, a las que más admira Timmy es a aquellas que no se escapan en cualquier momento, aquellas que esperan el momento adecuado, la ventana entreabierta, para escapar hacia un suicidio más prolongado, al aire libre, o quién te dice morir colisionadas con otra burbuja que un niño acaba de envíar soplando el nuevo juguete que su madre le acaba de comprar a un vendedor ambulante de la peatonal, mientras tanto el agua entra lentamente por debajo de la puerta de la cocina, en minutos el laboratorio estará inundado.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Cuando lo poético golpea la puerta de tu laboratorio

Timmy baja las persianas del laboratorio, en los últimos días estuvo durmiendo ahí, en una vieja colchoneta de su infancia que utilizaba antaño cada vez que se quería quedar a dormir un amigo, de alguna manera, extraña esas charlas en esas habitaciones llenas de posters, donde siempre había una palabra más para decir antes de dormir, hoy, solo lo acompaña el sonido de algún reactivo que está mutando, o el quejido de alguno de los animales que tiene enjaulados. Timmy se dispone para la siesta, entonces golpean la puerta, dos veces, Timmy se dispone a atender, si es un testigo de Jehová va a terminar adentro de alguna de mis jaulas, pero no, es un amigo de la infancia, que viene a charlar con él, a recordar otros amigos de la infancia, amigos de amigos de un conocido de un amigo de la infancia, el amigo de Timmy va a encender un cigarrillo, Timmy lo detiene, más por su amigo que por él mismo, a Timmy no le molestaría que todo explote, que uno de los philip de veinte haga estallar alguna de las tantas mezclas, sí querés puchito vamos al balcón, y ahí estaban, seguían hablando de amigos de la infancia, amigo de un amigo de un conocido de un alienígena, hasta que la verdad se revela cuando amigo de Timmy ve una anacrónica reposera amarilla que uno de esos vecinos que desarma la pelopincho en junio dejó tirada, la reposera parece confortable, es blanca y tiene rayas amarillas verticales, el amigo de Timmy la señala, ves Timmy, en aquella reposera amarilla, ahí podría estar yo, doce horas por día, fumando y pensando en ella.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Sobre meteoritos (y tubitos)

Cuando nos subimos al Roca en La Plata, sentimos que estábamos atravesando una nueva era glacial, en cuestión de estaciones (¿Ringuelet? ¿City Bell?), todos los tripulantes estaríamos congelados, algunos no se resignan y empiezan a cerrar las interminables puertas del tren a toda velocidad, por esas puertas metálicas parecieran ingresar tigres en forma de frío dispuestos a morder directo en los tobillos, en el asiento de atrás un grupo de albañiles paraguayos vive el fin del mundo con alegría, a puro mate y cantito popular guaraní, si no viéramos el humito que sale de sus bocas hasta los podríamos imaginar primaverales, lo que es verdaderamente sorprendente es que cuando llegamos a Platanos todavía no había caído ningún meteorito, muchos atribuirán el triunfo a los astronautas que la NASA envió a destrozarlos, algún chico lindo muerto, festejo efusivo en la Casa Blanca, negros abrazándose con hipermodelos rubias y cosas por el estilo, mientras tanto los honorables tripulantes del Roca toman este triunfo como uno más, descienden en Constitución y en minutos retomarán sus puestos de trabajo.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Atentado

Él no buscaba ser un genio de la literatura universal, su objetivo era bastante menos pretencioso, o no, su objetivo era casi de índole terrorista, inmolarse en el papel, dejando las palabras malheridas, con lingüistas disfrazados de bomberos buscando sobrevivientes debajo de los escombros, con siervos de la inteligencia buscando algún dispositivo explosivo en otras partes, en otros papeles, en bibliotecas de todo el mundo , con una gota de sudor cayendo a la altura del cuello, dubitativos ante los manojos de cables blancos y amarillos que brotan de los dispositivos como venas, con escritores deportados en cada aeropuerto, eternamente interrogados en migraciones por academicistas que portan garrotes, videos, videos al revés, de atrás para adelante, con el satanismo del cangrejo, con poetas adjudicándose los ataques, y todo el desparrame propio del atentado, que no puede terminar de otra manera que no sea con el testimonio del único sobreviviente, un viejo librito de poemas de Bukowski de una casa de usados.

viernes, 19 de agosto de 2011

El distópico mundo de Herbert

Timmy desde la amputación de su mano, sube por primera vez a un colectivo, la acción de poner las monedas en la ranura le resulta dificultosa, para disimular su manquedad usa una manopla gigante con la leyenda Nº1 en letras azules, de esas que usan los yanquis cuando van a ver a su equipo de fútbol americano, una anciana senil se apiada y colabora, Timmy agradece y avanza casi hasta el fondo, se detiene en un asiento doble y elige el lado de la ventanilla, y ahí, ni literatura rusa, ni novela rosa, ni periódico deportivo, se pondrá en el lugar de un niño que hace sus primeros pasos en la lectura y leerá carteles en voz alta, las habitaciones del hotel alojamiento Enamourados desde $30 la hora (con un diccionario español-francés para que aprendas a preguntarle a tu prometida si quiere irse a tomar una birra con vos, pero en francés), una santería en la que funciona en paralelo un maxikiosco (te compras un atado de puchos y una estampita de algún santo para orar por la salud de tus pulmones), una casa de Mosaicos a la que le derribaron la M y la O, una casa de mosaicos que ahora es una casa de Saicos (casi sádicos, casi psychos, peruanos protopunkrockers), personajes de Walt Disney, caricaturas de Warner Bross, todos ultrajados, Demonios de Tazmania comiendo pizzas, Bugs Bunnys tomándose remises, Bart Simpsones haciendo trabajitos de plomería, con sus llaves francesas en mano, Mickey Mouse convertido en el rostro de una fiambrería. Timmy desciende por la puerta trasera, y camina, encuentra una escalera y una advertencia, “cuidado, el último escalón es más alto”, a Timmy no le interesa y al bajar violentamente se produce una fractura expuesta de peroné, rengueando se detiene en una casa para pedir ayuda, otra advertencia, “el timbre no funciona, golpeé”, y Timmy empieza a golpear transeúntes como si así le fueran a abrir la puerta de alguna parte, Timmy ahora se arrastra por el suelo, no soporta el dolor que provoca la fractura y decide realizar el primer auxilio, la compra de una moladora, mientras tanto en el radiograbador de un vendedor ambulante suena, “Killing me softly with his song”.

martes, 9 de agosto de 2011

Siempre acampa

Timmy juguetea, con un servilletero de una marca de gaseosa en alguna pizzería, hunde la mano, la saca, vuelve a hundirla, la mano queda atascada, en una especie de su muerte no se culpe a nadie, de su amputación no se culpe a nadie, mucho menos a quién ofrezca un machete, Timmy huye, escapa, imagina una vida con el servilletero, un hipotético casamiento, un premio nobel otorgado por alguno de sus ridículos experimentos (hoy me atrevo a decir que sus experimentos son ridículos, luego de probarlos sucesivamente, como un comprador compulsivo de productos televisivos, luego de las náuseas, de los vómitos, luego de ser su conejillo de las indias, su roedor de alcantarilla de San Francisco Solano modificado genéticamente, inyectado, mutanteado), Timmy camina, nervioso, mira hacia atrás, imagina un perseguidor que va directo hacia él desde la pizzería, Timmy camina, durante horas, no sabe dónde está, se imagina la hora, alguna hora de la madrugada, los hombres empapelan la ciudad con afiches, uno encima del otro, a toda velocidad, mientras Timmy camina una cuadra, ellos caminan y empapelan dos, es la cara de algún político pero todos esos rostros se convierten en una mano, en la mano de Timmy atascada, Timmy camina, un vagabundo aspira pegamento y pide una moneda, Timmy tiene su billetera cargada y se ve tentado, todo este fajo por la amputación definitiva.

miércoles, 15 de junio de 2011

El destino de nuestros envases

Timmy enroscado, como una tapita de una cerveza no retornable, como el envase mismo, con un destino inexorable de ruptura contra el cordón de la vereda, un Timmy multiplicado en cada uno de esos vidrios rotos, arrastrándose como un manojo de lombrices, con destino de vaso de plástico y carnada de una mojarrera. Ahora Timmy es carnada, y que bien le sienta el anzuelo, le queda pintado, en manos de un pescador torpe, incapaz de elegir un lugar donde haya pique, un pescador al que ni siquiera le da para mentir, saqué uno así de grande, un pescador que cuando se junta con sus amigos, les dice, miren, dejando entre los dos dedos de su mano izquierda el espacio para que entre una cucaracha, y ellos ríen, como si les hubiera dicho que pescó un tiburón en las playas de Acapulco. Timmy se saluda con un pez, le da los buenos días, el pez lo besa sin morderlo, Timmy lo seduce, lo invita a morder, el pez muerde, el pescador inepto ahora es feliz, tiene en sus manos una pequeña mojarrita, y mientras el pescador quita el anzuelo, Timmy sale de la boca del pez, arrastrándose de regreso al vaso, a saludarse con las múltiples timilombrices, que ya nunca volverán a ser un solo Timmy.

domingo, 15 de mayo de 2011

Falso dilema

Se frenó el auto en el semáforo, y enseguida el copiloto, arrojó la frase hecha, ni se te ocurra pasar en rojo, mejor perder un minuto en la vida, que la vida en un minuto, la frase suena irrefutable, el piloto, le sugiere a su copiloto, que llene cada una de las partes de la frase con un sentido, qué es lo que pasa en el minuto en el que se pierde la vida, si ese minuto la incluye a ella, y si esa vida ganada, con el minuto perdido, implica necesariamente su alejamiento, o si ese minuto perdido con el fin último de ganar una vida, no es causa de su alejamiento. Y así es como resolvía cualquier tipo de dilema, cualquier, qué es mejor qué. Y así esta noche, cuando cene con ella, elegirá el arroz por sobre la hamburguesa, y elegirá comerlo grano por grano, para demorar el momento en el que ella dirá, ¿me tirás hasta mi casa?

martes, 10 de mayo de 2011

Cerebro

Tardaba en responder, exactamente, lo que tarda una lectora en leer un cd sucio, con esa especie de rezongo, por no encontrar no se qué, lo complicaban todas las preguntas, aún más las que eran sencillas, pero, por el contrario del cd sucio, uno no podía extraerle el cerebro y pasarle una franela, y probar nuevamente, y el disco empezando con “Big City bright lights!” de Spacemen 3, y él que ni siquiera balbucea, quizá tardaba en respondernos, porque nosotros éramos copias, plagios de otros seres humanos originales, a los que él les respondería mucho más rápidamente que a nosotros.
Tardaba en responder, más o menos, para que se hagan una idea, lo que tarda un viejo en sacar un boleto, un viejo al que ineludiblemente, se le traban las monedas y solicita la intervención del chofer que termina sacándole el boleto por sus propios medios, mientras se acumula gente en la fila, y el chofer quiere cerrar, pero uno se queda abajo, y se viene el intercambio de puteadas, un poquito más arriba, así cierro, ahí estamos, apretados, ansiosos, por recibir su respuesta.
Para dialogar con él, uno tenía que estar predispuesto, como uno se predispone para llamar a reparaciones, porque estamos sin teléfono hace un par de días, su cara de desconcierto posterior a la pregunta, era para nosotros, que éramos tan dependientes de él, como una música funcional, que vuelve a comenzar una y otra vez.
La lectora no quiere leer el cd, el viejo aún no sacó de sus bolsillos las monedas, la música funcional suena, él no responde, y la tensión aumenta, a la par de la definición por penales en el partido de copa, ¿hoy hay partido de copa?, se habían preguntado más temprano, y se habían respondido también a si mismos, cómo no va a haber partido de copa, si hoy es miércoles, suena el silbato final, y comienza la espera por la definición, directores técnicos corriendo para todos lados, confeccionando a toda velocidad la lista de ejecutantes, los masajistas trabajando en los glúteos de los futbolistas, y una ronda inmensa que se forma en la mitad del campo de juego, con todos los jugadores abrazados, y algún que otro rezo, el árbitro que le da la última indicación al arquero, le pide que no se adelante, y cuando el número 16 de Cerro Porteño está dispuesto a patear el primer penal, su boca se empieza a mover, parece que nos va a responder, finalmente sabremos si fue el quien lo mató, casi lo ataja eh, pero casi, Cerro Porteño 1, Gremio de Porto Alegre 0.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Los amigos de Timmy

Cruzar Los Andes es groso, está bien, pero groso en serio es cruzar la popular de la cancha de Los Andes con una camiseta de Temperley puesta, con caballo, o sin caballo, pero preferentemente sin fierro.
A Samsón cuando le cortaban el pelo perdía la fuerza, cuando se hacía las rastas también, pero ya no necesitaba fuerza, ahora estaba con el mambo de las "buenas vibras" y escuchaba a Lee Perry con los pibes.
Samsón fue al médico (apuñalado en el estadio Gallardón), con sus rastas y su casaca del gasolero, le sanaron la herida pero le detectaron codo de tenista.
Fue a jugar a la pelota con los pibes y en una dividida le rompe la boca de un codazo a su amigo de la infancia, que le dice, ¿Qué carajo te pasa Sampras?, a lo que Samsón responde, tuviste suerte, si te hubiera agarrado sin las rastas estarías muerto.

Claudio Washington Samsón es amigo de Timmy Herbert, actualmente vive en Dallas y se dedica a la carpintería, aún intercambia correspondencia con Timmy a la distancia.

miércoles, 27 de abril de 2011

Palermo

Hace frío en Bernal
el humo sale de su boca
quiere algo de tomar
en sus bolsillos
no hay nada,
lo saluda el panchero
se hace el pelotudo,
solo quiere emborracharse
y se decide a empeñar
un manuscrito original de Jack
Kerouak
que consiguió una vez
en una riña de poetas beat,
el tipo lo mira serio
y le dice
por esto te puedo dar
una Palermo,
se niega,
afuera lo espera
el panchero
que arrastró el carrito
tres cuadras
y le dice
buena decisión amigo,
a lo que él
el hombre
responde,
no estaba lo suficientemente
fría

lunes, 21 de marzo de 2011

Un poco de fresca

Después de tantos días de encierro, salió del laboratorio, un poco para tomar un poco de fresca, otro poco para comprar una lamparita de 40. Caminata. Almacén de Ricardo. Algo más señor, nada más señor, cuánto le debo, doce con, ¡Herbert, Herbert!, superpuso una voz, alguien, no sabe bien quién, y acto seguido ese alguien ejecuta un disparo que le entra por un oído, y le sale por el otro, a vos lo que te dicen te entra por un oído y te sale por el otro, recordó la frase Timmy, a ti las balas también, infeliz desconocido, pensó Timmy, una gota de sangre ensucia su rostro, con un pañuelo cuadrille la limpia, como si fuera un anexo de su cuerpo, como si fuera una gota de sudor, como si no fuera el primer suicida que las ultimas palabras que pronuncia, son las de su nombre, como si ya se hubiera precavido del asunto mediante un servicio meteorológico de suicidas, jueves por la tarde, probabilidad de suicidios, evite terrazas, y manténgase alejado del ferrocarril. Doce con cuánto me dijo, Ricardo tiembla, Timmy insiste, Ricardo sigue temblando, Timmy deja catorce, un joven ríe de la estupefacta condición de Ricardo, y humorea, Richard, de seguir así, pronto serás el doble de riesgo de Michael Fox, el encargado de la limpieza del accidentado sector rezonga, justo acá se vino a matar, no se podía matar en las góndolas de papel higiénico, Timmy refuta, efectivamente, no podía suicidarse en otro lugar que no fuera la góndola de las mermeladas dietéticas. Timmy regresa, el cometido aterrorizador del suicida no se cumple, Timmy cambia la lamparita de 40, pero no sin antes cortar la luz, porque en el fondo siempre le da un poco de cagazo quedarse pegado.

viernes, 21 de enero de 2011

Real

Esta es la banda que se lo toma todo (y lo vomita), mientras un cordobés en patineta lucha por un boleto, una extraterrestra me arranca una sonrisa por un mensaje de texto, un diariero combate el tedio con Pappo’s Blues, tomá, una estampita, de San Jorge, un pibe de veinte recolecta monedas repartiendo la estampita, para comprarle tabaco a su hermano menor, de unos siete años, que felizmente ingiere una naranja. Luego, el pánico, el abandono, la caminata indecisa, que conduce a una pizzería, un palacio de la pizza, que respeta esa costumbre de sentirnos un poco monarcas, aunque sea de una boludez, aunque sea de nuestra propia pizza. El palacio, tiene algo de gimnasio, pero en un sentido inverso, y mientras las personas comen la pìzza de paradas, se miran al espejo, cual gimnasta con sus mancuernas, en el medio un poco de aceite mancha una camisa a cuadros, pero no importa, en lugar de endurecerse los bíceps, la flaccidez se impone en el abdomen. Un rumano se refugia de Rumania, durmiendo en una calle de Argentina, pidiéndole monedas a un turista, o por qué no, a la mujer bondadosa que pasea orgullosa su perro de tres patas, que casi es pisoteado por los empleados del subte que terminaron su jornada laboral y suben las escaleras con la exaltación con la que un buzo retorna a la superficie luego de que la mochila de oxígeno se agotó.
“Gatita y sus hermanas salvajes serán tus mejores amantes, real, $30”, y se aclara, y se dice “real”, sabiendo que en toda aclaración se impone un “no, un momento, un momento, no es lo que pensas, te aclaro, no es la normalidad, es esto otro”, se nos aparece lo real, la gatita y sus hermanas salvajes, reales, tu te imaginarás, que irreales son la gatita y sus hermanas, pero no, y lo más lindo de toda esta realidad, es que la patrocina un hombre de rulitos con una remera de Iron Maiden que se desprende del panfletito tan real, con tanta repugnancia, que desde mi lugar no me queda otra opción que aplaudirlo.

martes, 4 de enero de 2011

De cuando Timmy hace mucho tiempo

Creo que estaba enamorada de mí, pero es el espíritu incendiario más miedoso que vi en mi vida, a pesar de que donde posara la mirada, provocara fuego, instantáneamente huía, a mirar el fueguito de lejos, como huyen las personas en las festividades cuando prenden una cañita voladora en una botella de sidra vacía y el miedo a perder un ojo las aterroriza y corren, entonces le dicen alguna pavada al tío, y marcha el octavo brindis de la noche, esta vez con ananá fizz, así huía, como en un ring raje fallido veraniego, en el que el damnificado, abruptamente despertado de la siesta sudorosa, alcanza a ver la espalda del niño corriendo, el único niño que no se fue a la costa atlántica en todo el barrio, porque a los padres los estafaron y perdieron el deposito con el que habían reservado el departamento en Costa del Este, para la segunda de Febrero, porque la primera esta llena de gente, y yo quiero tranquilidad, porque estuve todo el año rompiéndome el lomo laburando, y entonces el niño del ring raje, se pregunta, si realmente esa persona se rompió el lomo a sí misma, o es una idea un tantito así de fantasiosa, donde la cruda realidad del flagelo externo, es reemplazada por la maravillosa idea del auto-flagelo que nos hace creer dueños de nuestro propio destino, así huyó Zaratustra, porque esta vez, ni ganas de hablar.