sábado, 18 de septiembre de 2010

Aurora centrifuga (o el sueño del inepto)

¿Nos sacas una foto?, porque en la foto hace falta que estemos todos, imagínate lo terrible que sería que alguien se quede afuera de la foto, por eso decidimos que un perfecto extraño al que suponemos un inepto en materia fotográfica nos la saque, para que cada vez que haya una reunión familiar, digamos, mira esta foto, nos la sacó el inepto, imaginate, que de tan inepto, tuvimos que explicarle que la foto se sacaba con el botón verde luminoso, y lo peor de todo, es que se ponía nervioso, le temblequeaba un poco la mano, tenía miedo de arruinar nuestra foto, la única en la que salimos todos.
En el medio del Apocalipsis, disculpe señor caníbal ¿nos sacaría una foto? (y acá abrimos un paréntesis, para hacer una recomendación, nunca trate a un inepto de la misma forma en la que trata a un caníbal).
Había determinado su suicidio por la mañana, y a la tarde, una pareja, ¿nos sacas una foto?, y en ese momento supo que debía vivir, encontró eso que le llaman misión, encontró su misión en la vida, ayudar a que salgan todos en la foto, salir a caminar por San Telmo, a ver, sí, ellos de allá, están a punto de querer sacarse una foto, empiezo a merodear, sacó un libro, para disimular, de vez en cuando le doy un trago a una botellita de agua, la tapo, miro de reojo, y, ya está ya me lo van a decir, ¿nos sacas una foto?, y mientras se acomodan para salir todos abrazados a la estatua de bronce, siente esa adrenalina, que se calma cuando ve que no se equivocó, que no le cortó la cabeza a nadie, de iluminación está bastante bien, nadie se cruzo en el medio, ya está, ya están todos, es la foto que va a circular en el grupo de amigos, pasame después las fotos que nos sacamos el otro día en el monumento, en la que salimos todos, en la que nadie quiere salir mal, porque salir mal en una foto en la que salió uno solo, vaya y pase, pero salir mal en la que están todos, buenísima la foto, viste la cara de tal en tal foto, no pudo haber puesto esa cara, ojala no lo conociéramos, ojala solo fuera el inepto que nos saca la foto a todos, preferiría que el inepto salga en la foto con nosotros, y tal saque la foto, porque no pudo haberla arruinado más, no pudo haber puesto una cara peor, y quién te dice, que el sueño de aquél ex suicida, no sea.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Un tartamudeo, que sonoramente es casi un trotamundeo, correr el mundo al trotecito, sin cansarse demasiado, quien escucha a un tartamudo instantáneamente piensa, bueno, dale, es una palabra, no te puede costar tanto, no podes sufrir tan grandísima constipación verbal, pero no, la verdadera razón del tartamudeo, es la infinidad, de palabras, que se pelean entre sí antes de salir de la boca, pero cuando digo pelear, no quiero decir, bueno, de esas peleas, que en lo único que consisten es en negarse un llamado telefónico por ocho días, quiero decir, verdaderas peleas, con multitudes arengando para que una palabra le rompa el alma a la otra, con camisas arremangadas, con puñetazos certeros y con hilitos de sangre colgando de la nariz, o quiero decir, pandillas de palabras, que paran en la esquina, y van a partirle botellas de cerveza en la cabeza a otras pandillas de palabras que paran en otra esquina a robar canastas, a palabras, ya algo entradas en edad, jubiladas, palabras que viven de la mínima. Entonces llega la represión policíaca, gases lacrimógenos, balazos de goma, y las palabras empiezan a correr, algunas, con un pasamontañas, resisten, una bomba molotov aislada, un piedrazo que raja el acrílico de algún escudo, pero la represión avanza, y solamente quedan palabras pacíficas que miran la vidriera sin ninguna pulsión destructiva.