martes, 10 de mayo de 2011

Cerebro

Tardaba en responder, exactamente, lo que tarda una lectora en leer un cd sucio, con esa especie de rezongo, por no encontrar no se qué, lo complicaban todas las preguntas, aún más las que eran sencillas, pero, por el contrario del cd sucio, uno no podía extraerle el cerebro y pasarle una franela, y probar nuevamente, y el disco empezando con “Big City bright lights!” de Spacemen 3, y él que ni siquiera balbucea, quizá tardaba en respondernos, porque nosotros éramos copias, plagios de otros seres humanos originales, a los que él les respondería mucho más rápidamente que a nosotros.
Tardaba en responder, más o menos, para que se hagan una idea, lo que tarda un viejo en sacar un boleto, un viejo al que ineludiblemente, se le traban las monedas y solicita la intervención del chofer que termina sacándole el boleto por sus propios medios, mientras se acumula gente en la fila, y el chofer quiere cerrar, pero uno se queda abajo, y se viene el intercambio de puteadas, un poquito más arriba, así cierro, ahí estamos, apretados, ansiosos, por recibir su respuesta.
Para dialogar con él, uno tenía que estar predispuesto, como uno se predispone para llamar a reparaciones, porque estamos sin teléfono hace un par de días, su cara de desconcierto posterior a la pregunta, era para nosotros, que éramos tan dependientes de él, como una música funcional, que vuelve a comenzar una y otra vez.
La lectora no quiere leer el cd, el viejo aún no sacó de sus bolsillos las monedas, la música funcional suena, él no responde, y la tensión aumenta, a la par de la definición por penales en el partido de copa, ¿hoy hay partido de copa?, se habían preguntado más temprano, y se habían respondido también a si mismos, cómo no va a haber partido de copa, si hoy es miércoles, suena el silbato final, y comienza la espera por la definición, directores técnicos corriendo para todos lados, confeccionando a toda velocidad la lista de ejecutantes, los masajistas trabajando en los glúteos de los futbolistas, y una ronda inmensa que se forma en la mitad del campo de juego, con todos los jugadores abrazados, y algún que otro rezo, el árbitro que le da la última indicación al arquero, le pide que no se adelante, y cuando el número 16 de Cerro Porteño está dispuesto a patear el primer penal, su boca se empieza a mover, parece que nos va a responder, finalmente sabremos si fue el quien lo mató, casi lo ataja eh, pero casi, Cerro Porteño 1, Gremio de Porto Alegre 0.

1 comentario:

  1. Era mucho más extenso que lo que pudiste escribir en esos diez minutos antes de las once. Está muy bien. La franela y el cerebro son un lujo. Me gusta que tus textos se vayan y vuelvan entre historia e historia. e.

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