viernes, 19 de agosto de 2011

El distópico mundo de Herbert

Timmy desde la amputación de su mano, sube por primera vez a un colectivo, la acción de poner las monedas en la ranura le resulta dificultosa, para disimular su manquedad usa una manopla gigante con la leyenda Nº1 en letras azules, de esas que usan los yanquis cuando van a ver a su equipo de fútbol americano, una anciana senil se apiada y colabora, Timmy agradece y avanza casi hasta el fondo, se detiene en un asiento doble y elige el lado de la ventanilla, y ahí, ni literatura rusa, ni novela rosa, ni periódico deportivo, se pondrá en el lugar de un niño que hace sus primeros pasos en la lectura y leerá carteles en voz alta, las habitaciones del hotel alojamiento Enamourados desde $30 la hora (con un diccionario español-francés para que aprendas a preguntarle a tu prometida si quiere irse a tomar una birra con vos, pero en francés), una santería en la que funciona en paralelo un maxikiosco (te compras un atado de puchos y una estampita de algún santo para orar por la salud de tus pulmones), una casa de Mosaicos a la que le derribaron la M y la O, una casa de mosaicos que ahora es una casa de Saicos (casi sádicos, casi psychos, peruanos protopunkrockers), personajes de Walt Disney, caricaturas de Warner Bross, todos ultrajados, Demonios de Tazmania comiendo pizzas, Bugs Bunnys tomándose remises, Bart Simpsones haciendo trabajitos de plomería, con sus llaves francesas en mano, Mickey Mouse convertido en el rostro de una fiambrería. Timmy desciende por la puerta trasera, y camina, encuentra una escalera y una advertencia, “cuidado, el último escalón es más alto”, a Timmy no le interesa y al bajar violentamente se produce una fractura expuesta de peroné, rengueando se detiene en una casa para pedir ayuda, otra advertencia, “el timbre no funciona, golpeé”, y Timmy empieza a golpear transeúntes como si así le fueran a abrir la puerta de alguna parte, Timmy ahora se arrastra por el suelo, no soporta el dolor que provoca la fractura y decide realizar el primer auxilio, la compra de una moladora, mientras tanto en el radiograbador de un vendedor ambulante suena, “Killing me softly with his song”.

1 comentario:

  1. Oh por dios, no, Timmy, no.
    no te nos estás yendo, son tramollas del Barriga ese, que desde hace rato te viene serruchando las patitas.

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