Asisto con fidelidad absoluta a Timmy Herbert. Leo sus informes, acato sus ordenes, como un poco de su comida para asegurar que no la envenenen, estoy de acuerdo con sus opiniones políticas, artísticas y filosóficas. Soy el maestro de la obsecuencia. Aquí publicaré todo lo que Timmy me pida, en el momento que él lo desee.
Genial
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