martes, 30 de noviembre de 2010

El ciclo del poema

Hay algo peor que el llorisqueo del poeta ante la hoja en blanco, y es el poeta llorisqueando porque ni siquiera encuentra la lapicera, ni siquiera llega al estadío de la hoja en blanco, y mientras busca la lapicera, ¿por casualidad no viste el FLI? porque me están comiendo los mosquitos, en realidad, los mosquitos no te están comiendo, se están nutriendo, están bebiendo una diminuta gota de tu sangre, pero fijate vos, que metida está la propiedad privada adentro de tu cuerpo, que cuando viene un pequeño ser, de medio centímetro de altura, y se lleva una gota de sangre, de tu sangre, el cuerpo, poniéndose bastante en vigilante, roncha y picazón mediante, pide seguridad, basta, acá se acabó, acá mano dura, acá espirales, pastillas, repelente, acá algo, que nadie se lleve ni una gota más de mi preciada sangre, ¿para esto querías la lapicera? No, 4278-6262, quería anotar este teléfono antes de que me lo olvide. Este escrito me resultó muy interesante porque habla de cosas que me hacen acordar mucho a mi ciudad, por ejemplo, la característica, 278, es típica de Ezpeleta, sí creo que esa fue la idea del autor, ¿alguien más?, vos que venís hablando poco, sí, yo me quedo con el detalle de la defensa de los mosquitos, ¿realmente los defiende o está siendo irónico? ¿alguien puede quererlos?. El otro día leí un texto de un chabón que dice unas cosas bastante locas, bastante ciertas, sobre los mosquitos, ¿y sobre los humanos?, ¡También!, ah después pasame algo, NI LO SUEÑES.

1 comentario:

  1. Jajaja me sentí identificada. Estoy contrariada y la hoja en blanco está frente a mi. No necesito lapicera ni fli. Aunque me pica el cuello, capaz tenga pulgas. Tu seguidora Nº 4.

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